La historia de toda comunidad se ve influenciada por la puja entre la tradición y la innovación que mantiene en continua oscilación el proceso cultural.
“Cabezón de la Sal es un pueblo antiguo en cuyo origen está el negocio de la sal. Hay noticias de su explotación en el siglo IX. Y aun, siguiendo la opinión de Rogelio Pérez Bustamante, que es el historiador que más atención ha dedicado a la historia de nuestro pueblo, podrían identificarse los yacimientos de sal de que habla Estrabón con las salinas de Cabezón y de Treceño, en el territorio de los cántabros. Sea cual fuere su antigüedad, el pueblo de Cabezón de la Sal nació y cobra importancia entre los demás lugares de la región por la explotación y comercio de la sal. No es, pues, reciente su carácter mercantil. He aquí una de las características que me atrevo a destacar de su carácter y destino. La otra es un asentamiento en un cruce de caminos, que van, el uno de las Asturias de Santillana a las de Oviedo, y el otro, desde el mar a la Meseta”.
“Los antiguos caminos de la sal y de comercio han sido para el hombre de Cabezón invitaciones a la aventura. Por ellos salieron aguas arriba del Saja, ganando por Palombera la salida a Campoo los Foramontanos de la fama. Por allí salieron también los que unieron el nombre de Cabezón a la epopeya americana y fundaron misiones en México y la Baja California, y los jándalos, que se iban colocando unos a otros en las tiendas de ultramarinos de Cádiz y en las bodegas de Jerez”.
“La nómina, ciertamente impresionante, de gentes de Cabezón que brillaron en sus profesiones alcanzaron fama en España y más allá de sus fronteras y de aquellos otros que, sin haber nacido en Cabezón, aquí encontraron acogida e influencia y echaron raíces”.
“En el año 1497, los Reyes Católicos, muy agradecidos por la cooperación terrestre y marítima recibida de los cántabros en la toma de Málaga y Granada, dieron a Cabezón de la Sal, el título de ‘Villa de Fuero Real’, privilegio que fue confirmado más tarde por el Rey Felipe V”.
“Cabezón, víscera reguladora y animadora de los valles vecinos, sí; pero motora también de los que da testimonio la iniciativa que tomó el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal, adelantándose a las demás instituciones provinciales, al solicitar la autonomía de Cantabria”.
Pedro Crespo de Lara
El medio físico: Características generales
El término municipal de Cabezón de la Sal, con una extensión de 33,8 Km², es uno de los 102 ayuntamientos de la Comunidad Autónoma de Cantabria, y se ubica en la zona occidental de la misma, a medio camino entre la zona costera y la franja montañosa, con unas coordenadas UTM en metros entre los 4.792.078 y los 4.800.607 latitud Norte y los 396.000 y los 405.394 longitud Oeste. Además, se encuentra rodeado por los ayuntamientos vecinos de Alfoz de Lloredo y Udías por el norte, Ruente por el sur, Mazcuerras y Reocín por el este, y Valdáliga por el oeste. Dista escasos 40 Km. de la capital, Santander, y unos 15 Km de Torrelavega, uno de los principales focos industriales y económicos de la región.
También, gracias a su situación y a la necesidad e interés por afrontar las realidades comunes, el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal forma parte tanto de la Comarca Saja-Nansa (junto a los de Cabuérniga, Herrerías, Lamasón, Los Tojos, Mazcuerras, Peñarrubia, Polaciones, Rionansa, Ruente, San Vicente de la Barquera, Tudanca, Udías, Val de San Vicente y Valdáliga) como de la Mancomunidad de los Valles del Saja y Corona (en este otro caso junto a Cabuérniga, Los Tojos, Mazcuerras y Ruente).
Cabezón es un importante nudo de comunicaciones, con todas las ventajas que esto conlleva. Por un lado, es paso obligado entre dos zonas turísticas muy destacadas de nuestra región, como son Comillas, Parque Natural de Oyambre y San Vicente de la Barquera, a través de la CA-135, y la zona interior, con el Valle de Cabuérniga y la Reserva Nacional del Saja, a través de la CA-180. Por otra parte, la cercanía a la autovía del Cantábrico, juega un papel muy relavante en lo que al turismo se refiere, ya que puedes estar en cualquier punto de Cantabria en un corto espacio de tiempo. la N-634 y la línea ferroviaria de FEVE Santander-Cabezón de la Sal-Oviedo. El municipio cabezonense lo componen, además del propio núcleo urbano de Cabezón de la Sal, las Juntas Vecinales de Bustablado (Bustablado y Duña), Carrejo (Carrejo y Santibáñez), Casar de Periedo (Casar de Periedo, Periedo, Cabrojo y Virgen de la Peña) y Ontoria (Ontoria y Vernejo), y alberga, en el conjunto de todas estas entidades de población, a 7.781 personas (Padrón municipal a fecha de 01-01-2003. Fuente: I.N.E.), hecho que depara una densidad de población de 230 habitantes/Km².
Esta población municipal se concentra, de manera mayoritaria, en el casco urbano de la capital y sede del Ayuntamiento. Los núcleos urbanos de Casar de Periedo, Vernejo y Ontoria están creciendo, fundamentalmente, gracias a viviendas unifamiliares. La población se concentra por tanto en el fondo del valle y los pueblos están situados a alturas no superiores a los 160 metros, salvo Bustablado y Duña que se sitúan entre los 220 y los 250 metros.
La apariencia física en forma de valle del término municipal de Cabezón de la Sal viene definida y estructurada, en gran medida, por su posición en el trazado del curso del Río Saja, concretamente en la transición entre sus cursos medio y bajo. El valle de Cabezón presenta, de este modo, la dirección perpendicular a la costa representativa de los valles intermedios situados entre la marina y los valles más angostos y cerrados del interior.
Cabezón de la Sal se localiza en una depresión de origen tectónico, encontrándonos con un amplio territorio llano en el fondo del valle aluvial, con una extensa vega de altitudes en torno a los 100 metros que se extiende desde la Hoz de Santa Lucía hasta Casar de Periedo. Por otro lado, esta llanura y el propio municipio, quedan delimitados, al mismo tiempo que el Río Saja lo hace por el sector oriental, por una serie de ondulaciones de pequeña o mediana envergadura: al norte y el oeste, pequeñas cotas que no sobrepasan los 375 metros, como la Peña El Gallo, o los Picos de El Hoyo, El Turujal, o Las Palomas; y, al sur, la Sierra del Escudo de Cabuérniga, con mayores alturas, que rondan los 675 metros, con parajes como la Braña de Las Tiesas o el Canto de Las Cruces. De esta manera, quedan delimitados los límites físicos del término municipal.
En relación con esta disposición orográfica y con el principal curso fluvial que recorre el municipio está el resto de la red hidrográfica. A pesar de ser profusa cuantitativamente hablando, la relevancia de la misma es relativa, destacando el Río Rey, el Arroyo San Ciprián o el Arroyo de San Martín.
El clima, por otro lado, es atlántico, de carácter templado en lo relativo a las temperaturas, sin que se produzcan oscilaciones bruscas en un mismo día ni entre estaciones, y con lluvias copiosas y repartidas durante todo el año. Si se conjuga esta climatología con la naturaleza de los suelos, en este caso arcillosa en buena medida, nos encontramos con una vegetación local que combina, por una parte, las manchas esporádicas de robles, vegetación autóctona típica del bosque atlántico, y, por otro, la compuesta por las especies de crecimiento rápido, orientadas a la producción industrial, como pinos y eucaliptos.
En lo relativo a la actividad económica del municipio, el sector terciario ha ido adquiriendo, progresivamente, la posición predominante debido al afianzamiento como cabecera comarcal y al crecimiento como destino turístico. Sin embargo, sigue jugando también un papel importante la industria, a la que se podría añadir el sector de la construcción, tanto por la existencia de una gran fábrica textil, Textil Santanderina S.A., como por las numerosas destinadas a otros ámbitos: madera, cerámica, etc. Como contrapartida, el sector primario queda representado por una serie de explotaciones agropecuarias.
Breve reseña histórica
A parte de una prehistoria rica en acontecimientos, hace 2000 años el pueblo cántabro se componía de muchas tribus cada una de ellas viviendo en una zona de su geografía. Parece ser, según varios historiadores, que la tribu que habitaba el antiguo valle de Cabezón y los alrededores fueran los salaenos, nombre que deriva del topónimo “salia” (posiblemente, el río Saja). Esta tribu cántabra se extendía por el cauce del río Saja desde la actual Cabuérniga pasando por el valle de Cabezón hasta la zona de la actual Torrelavega.
En la Edad Media aparecen las primeras referencias a la palabra “Cabezón” y la existencia de un territorio ligado a esta localidad. En documentos escritos medievales aparece este topónimo con algunas variantes Cabezón (817), capeçone (1098), o Kabezone (1102), sin el adjetivo “de la sal”. Mil años atrás la aldea de Cabezón es nombrada ya como “alfoz” en algunos documentos. Esto es el siglo XI. El alfoz es como se llama al territorio superior de una aldea. Hasta el siglo XIII el alfoz de Cabezón se extendía hasta el mar por lo que era mucho más grande que el municipio actual, abarcando Caranceja, Barcenaciones, Toporias y Cóbreces. A fines del XIII vuelve a las dimensiones con que ahora lo conocemos.
No hay unanimidad sobre el origen del término que define el nombre actual de la villa de Cabezón de la Sal. Se dice, por un lado, que el término Cabezón deriva de “Kapezone”, que se remonta a la época en que los romanos dominaban Cantabria, siendo una palabra que hace referencia a un cuenco usado por aquéllos para medir la sal; aunque también algunos defienden el término “cabezo”, que es un cerro o montaña como los que rodean la orografía del valle. Pero sí tenemos seguro que el término que acompaña a “Cabezón”, que no es otro que “de la sal”, tiene su origen en los yacimientos de sal del subsuelo.
La sal es la única roca mineral comestible por el humano y es posiblemente el condimento más antiguo empleado por el hombre. La sal representa desde tiempos inmemoriales una forma de vida y de economía para este pueblo. Ya Estrabón, el historiador griego del siglo I a. c. habla de las salinas del norte de hispania diciendo que “su sal es púrpura, pero blanca una vez molida”. Algunos historiadores como García y Bellido, dicen que alude a la sal de las minas de Cabezón. Cabezón de la Sal se encuentra asentado sobre un gran yacimiento salino antaño explotado mediante la inyección en él de grandes cantidades de agua. Al salir ese agua del subsuelo salía con sal y posteriormente se separaba calentándola a fuego para su evaporación y decantación. Es a partir del siglo X cuando empezamos a tener muchas noticias de la explotación minera en Cabezón de la Sal, documentado en ese siglo en Carrejo y Vernejo.
En 1499 el valle de Cabezón se suma al llamado “El pleito de los valles”. Es decir, 9 valles que protestaron ante el rey contra el Duque del Infantado porque los habitantes de estos valles decían que solo tenían que depender de los reyes y de nadie más, oponiéndose a su dominación ya que se atribuían derechos que pensaban eran solo del rey. Eran: Camargo, Piélagos, Cayón, Penagos, Villaescusa, Reocín, Alfoz de Lloredo, Cabuérniga y el propio Cabezón. En 1553 la Real Chancillería de Valladolid les da la razón con una sentencia favorable en la que se dice que la justicia en esos valles sólo corresponde al rey, es decir consiguieron su condición de realengo.
En 1630, Cabezón pasa a integrar la llamada Provincia de los Nueve Valles, creada por Felipe IV, y origen de la futura provincia de Santander, en el siglo XVIII.
Dos siglos más tarde en una asamblea celebrada en la Casa de Juntas de Puente San Miguel, el día 28 de Julio de 1778, se decide crear la provincia de Cantabria. Por eso cada año, ese mismo día, se celebra el Día de las Instituciones de Cantabria, como conmemoración de aquel acontecimiento.
Más recientemente, en 1979, la villa reclamó la autonomía de Cantabria, siendo el primer Ayuntamiento que lo pidiera y al que más tarde se le unieron la inmensa mayoría de consistorios cántabros.
En el siglo XIX, el modo de vida de los cabezonenses se encuentra más próximo al modo de vida urbano que en ningún otro momento de su historia. Es entonces cuando gracias a donaciones, obras antropófilas y a la iniciativa de emprendedores y empresarios de la región, Cabezón se convierte en un centro económico y de atracción de fuerzas productivas de los municipios circundantes. Cabezón asume tempranamente su papel en la dotación de servicios, inicialmente centrados en los transportes, clave fundamental en la articulación de un mercado nacional, que en el caso español, se construye como tal, durante el siglo XIX.
Posteriormente asumirá nuevos retos, con la celebración de ferias no ya mensuales sino quincenales y de un mercado semanal. Pero será su papel como articulador y sede de servicios asistenciales, el que impulsará definitivamente a Cabezón, erigido en cabeza de una comarca en la que quedan aglutinados los Ayuntamientos de: Los Tojos, Cabuérniga, Ruente, Mazcuerras y Udías.
Este será el verdadero factor diferencial de Cabezón, respecto a los Municipios de su entorno, pues concentra los servicios sanitarios, asistenciales, administrativos y burocráticos comarcales.
Las salinas: imágenes en la memoria
1871. Ese fué el año en que la actividad salinera en Cabezón de la Sal comenzó su época dorada, llegando a convertirse en una actividad plenamente industrial, fabril y mercantil. El 9 de Noviembre de dicho año, fecha en la que las Salinas de Cabezón salieron a subasta, significó el punto de ruptura definitiva con la situación preestablecida (Alrededor de un año antes, el 1 de Enero de 1870, se había aprobado el punto y final de dicha situación concediendo la libertad de fabricación y venta de la sal), situación definida, principalmente, por dos escenarios:
– la existencia de un único propietario, la Corona, desde el estanco de dicho producto establecido por Felipe II en el S. XVI;
– unos sistemas de explotación basados en técnicas tradicionales.
Desde ese momento, gracias a una cierta euforia fruto de la reciente liberalización de dicha actividad, fue una realidad la proliferación de las explotaciones salineras. Esta circunstancia fue evidente y manifiesta, en primer lugar, a través de la creación de varias empresas adjudicatarias de distintas concesiones en el término municipal: “Clemente García y Cía.” (Incluso Clemente García Fernández, a título propio, contó con la titularidad de la propiedad y explotación del pozo “Previsión”), “García Velarde y Cía.”, “Salinas de Cabezón”, “Salinas del Norte”, “Salinera Montañesa” y “Salinera Cantábrica S.A.”.
En segundo lugar, esta situación quedó patente mediante los distintos pozos, vinculados a estas mismas empresas, que funcionaron en Cabezón desde esas fechas y hasta el cese de la actividad minera en nuestro municipio: “Demasía a Fortuna”, “Fortuna”, “Las Tueras”, “Previsión”, “Ramón” y “Tresano” o “La Nueva Salina”. No hay que olvidar, además, que a las empresas y pozos que realmente funcionaron, deben añadirse otras varias sociedades que se constituyeron con los mismos propósitos. Para la consecución de tales objetivos se llegaron a adquirir, incluso, concesiones de licencias de explotación y los terrenos necesarios, aunque, posteriormente, no llegaron a realizar la explotación propiamente dicha. Hay que mencionar, también, que estos otros casos llegaron a cubrir un ámbito de mayor radio que el que cubría las de las puestas en funcionamiento, puesto que se localizaban también en las localidades de Carrejo y Ontoria.
Sin embargo, por otro lado, y también en relación con estos mismos aspectos de las explotaciones salineras, hay que recordar que la propiedad de las mismas no pasó de estar concentrada, como parece lógico y evidente pensar, en unas pocas familias directamente vinculadas entre ellas y con el poder adquisitivo necesario para realizar tales cometidos, como es el caso de las familias García Fernández, Pérez Gutiérrez o Velarde Calderón.
Esta multiplicación de explotaciones tenía también un claro reflejo en las diferencias existentes entre unas y otras en lo referente al peso específico que cada una de ellas venía a significar en el conjunto, como es el caso de la extensión de los terrenos de las distintas concesiones. Un ejemplo evidente es el contraste entre las 80 Has de la explotación de Las Tueras y las 0,75 Has de la de “Demasía a Fortuna”. Un aspecto que vino a determinar en gran medida la actividad de la sal en nuestro municipio fue el diapiro salino en el que se localizaban las explotaciones: las condiciones y las características de éste contribuyeron, sobremanera, a la importancia que esta actividad tuvo en el marco local, regional y, en menor medida, en el nacional e internacional. (Principalmente su extensión, potencia o grosor, y la pureza del bloque salino. Resultados de las características de dicho banco fueron, en primer lugar, la existencia de pozos tanto a pocos metros de la superficie, a unos 20 metros, como otros a profundidades mayores, como varios de más de 100 metros; y, en segundo lugar, o la calidad de la sal que de ellos se obtenía. Otra de las características de esta sal era la de absorber menos humedad y, como consecuencia, modificar en mucha menor medida propiedades como el tamaño, por lo que en climas como el ecuatorial era muy apreciada, de ahí muchos de los destinos.)
Esta trascendencia queda patente con los mercados de destino de la producción obtenida en las distintas explotaciones, entre los que hay que incluir el nombre de compañías de lustre, tanto en el pasado como todavía hoy en día:
– El interior regional (empresas como Electra del Besaya o la Solvay);
– Las comunidades limítrofes y el resto del país (Starlux o Explosivos Riotinto);
– Las colonias de ultramar (Cuba, Guinea Ecuatorial…), además de Estados Unidos, través de los puertos de Santander y Gijón;
– Algunos países africanos (Camerún, Sudán…).
La producción se centraba en la sal para consumo humano, placas y bolas para el ganado, además de utilizarse en la elaboración de retardantes para mechas… Incluso, fruto de la importancia adquirida por la producción de la sal, se acuñó una marca propia, “Lot”, que realizaba distintos tamaños de empaquetado, desde 250 gramos hasta sacos de 50 kilogramos.
La importancia que fue adquiriendo la explotación de la sal hizo necesaria una mayor producción, por lo que, del sistema tradicional por evaporación, que aprovechaba las corrientes de agua subterráneas, se procedió, en un primer momento, a introducir agua dulce en los pozos, y, posteriormente, al sistema de pisos y pilares para la obtención de bloques de sal en piedra, sistema en el que fue pionera la Mina “Ramón”.
A pesar de que se puede considerar, la etapa que se inició en los años finales del s. XIX, como la época de mayor prosperidad de la explotación salinera en nuestro municipio, también hay que decir que existieron algunos períodos en los que la actividad tuvo que parar por distintos avatares.
Estas eventualidades estaban relacionadas, fundamentalmente, con aspectos monetarios: altos costes de los fletes de transporte, diferencias de precios respecto a la producción de otros lugares, desaparición de ciertos mercados de destino… Dos de esos parones significativos se produjeron: uno entre 1911 y 1914, y otro entre 1924 y 1929. La misma circunstancia se dio individualmente en las distintas explotaciones y en distintos momentos, pues en muchos de los pozos las labores de extracción fueron discontinuas y sufrieron interrupciones de distinta duración. La situación de dinamismo vivida en los primeros momentos del s. XX, en lo referente a la sal, en nuestro municipio presenció un punto de inflexión en la década de los ´30, y dicho contexto volvió a la situación inicial en la que únicamente funcionaba un pozo: el de Tresano, que, finalmente, cerraría sus puertas en el año 1979.
Breve semblanza histórica de los Foramontanos
La invasión musulmana de la península Ibérica del siglo VIII derrocó al régimen visigótico y provocó que la actual Cantabria, al abrigo del rey Alfonso I (739-757), hijo del duque Pedro de Cantabria y yerno del histórico rey astur Don Pelayo, acogiera tras sus montañas a todos los que llegaron a ellas huyendo de los islámicos.
La breve recopilación de noticias sobre la historia hispánica entre el siglo VII y mitad del siglo X, Anales Castellanos Primeros, recoge una sentencia que data del año 814: “exierunt fora montani de Malacoria et venerunt ad Castella” (“salieron fuera de la montaña desde Malacoria y llegaron a Castilla”). Varios historiadores coinciden en señalar que Malacoria se identifica geográficamente con el municipio montañés de Mazcuerras. De modo que la extensión del reino cristiano astur por la Meseta Norte, en aras de la Reconquista, se inició principalmente en la segunda década del siglo IX desde el actual valle de Cabuérniga, siguiendo el camino aguas arriba del río Saja remontando el puerto de Palombera hasta el nacimiento del Ebro para finalmente internarse en la llanura. Así, Ruta de los Foramontanos se erigió en aquel momento histórico como la vía natural de salida de los habitantes de los valles cántabros hacia la meseta, es decir, ”fuera de la montaña”.
El término “foramontanos” fue acuñado en 1917 por el historiador Gómez Moreno para designar a esos cristianos que partieron de “La Montanna” paira repoblar la futura Castilla. Las emigraciones lideradas por los nobles cristianos, como el conde Nuño Núñez, abuelo del futuro conde Fernán González, primer conde de Castilla, tuvieron el propósito de erigir nuevas poblaciones al Sur de la cordillera Cantábrica (ej.: Brañosera obtuvo carta de fundación en el año 824 de manos del conde Nuño Núñez). Además, esas fundaciones debían servir para afianzar las defensas militares contra el Islam , lo que se convirtió en una auténtica “aventura”. La valentía de los foramontanos, su deseo de vivir en libertad y su fe me permiten afirmar con palabras de Víctor de la Serna que con la Ruta de los Foramontanos “empieza esa cosa inmensa e indestructible que llamamos España”.
La antigua “ruta de los foramontanos” es desde 1868 la carretera del Saja, la carretera autonómica CA-180 en la actualidad, que une el Valle de Cabezón con la comarca de Campoo y la Villa de Reinosa a través del “Valle de Cabuérniga”. Esta carretera, sobre la que se localizan, además de la Villa, otras dos entidades de su término, Carrejo y Santibañez, es el soporte fundamental de la función de intermediación que realiza Cabezón como vía de acceso de la población rural de los valles interiores a las principales ciudades del sistema urbano regional.
Alfredo Alonso García
Crecimiento urbano
La estructura de poblamiento se configura en la Edad Media, y sobre este modelo territorial se producen los cambios hasta nuestros días, que llevarán a la configuración del sistema urbano: lugares, barrios, aldeas y villas. La ocupación del territorio se realiza mediante pequeñas agrupaciones formando barrios o aldeas. Desde la Edad Media el sistema se compone de pequeños núcleos, próximos pero separados.
El sistema urbano medieval se debe a motivos comerciales, siguiendo el trazado bajo-medieval de fondo de valle que impulsa la expansión y cuidado de la red de caminos, además de itinerarios ganaderos. Se trataba de comunicar la costa con el interior, esto favorece el asentamiento y el desarrollo de la población.
El proceso de urbanización origina que se reorganice el poblamiento, se fije la población, se asegure el control de las zonas periféricas y se defina la situación de la tierra, todo ello, debido a un estatuto jurídico, el fuero o carta puebla, que transforma la Aldea en Villa. En el s. XII, se crean las villas de la costa consolidándose la estructura territorial y el sistema de asentamientos. La formación de Cabezón como Villa responde, según Eduardo Ruiz de la Riva, a procesos contemporáneos y se remonta al menos desde el s. XVI; aunque el proceso urbano de Aldea a Villa se produce en la segunda mitad del s. XIX y primera del XX.
La Villa de Cabezón se caracteriza por su número de habitantes y viviendas. Además, se aproxima a la estructura de ciudad, pero a su vez hay una separación entre los usos del suelo destinados a la vivienda y a los usos agrarios que aparecen a las afueras de la Villa. Hay una diversificación de actividades económicas, aparecen comercios especializados, industria de reparación, almacenaje – distribución, y profesionales asentados. Existe una diversificación socio-profesional que origina una jerarquía social que se empieza a sentir en las diferencias de viviendas.
Por otra parte, la elaboración del espacio de hábitat es muy similar al de la ciudad, con mobiliario urbano, jerarquía de calles, más de una plaza, morfología de edificios que sobrepasan más de dos plantas, planes de reforma, procesos de remodelación, etc.. El dominio territorial es comarcal, alcanzando varios municipios.
En los años 70 empiezan a transformarse la Villa, la población de los pueblos vecinos emigra a Cabezón donde tienen los servicios, con lo que crece significativamente y vuelve a ser importante.
El principio de siglo XIX evidencia cómo el crecimiento urbano de Cabezón se realizó en toda la zona del actual cruce, que era el barrio Salines (zona de explotación de los pozos de sal), con la calle Navas, y a partir del mismo se bifurca en dos ejes viarios (N-625 y C-180). Estos dos ejes, forman dos calles de trazado regular y continuo, que se corresponden con las calles Concha Espina que enlazaba con la calle Correos, y la calle Ygareda que enlazaba con la calle Padre Gómez. Las carreteras tienen un papel importante en el desarrollo urbano, ya que linealmente a ellas se edifican las primeras agrupaciones de casas.
También, se realiza el crecimiento dentro del núcleo, alrededor de iglesia, como la calle San Martín, la Plaza de la Paz, algunas edificaciones en la calle Conde San Diego, a la entrada de la Avenida, y la zona de la Plaza de la Bodega.
Estas calles favorecerán el asentamiento del comercio y su posterior desarrollo. Otra zona donde existen edificaciones es en la calle Tresano, edificaciones adosadas y de trama lineal, también relacionada con la explotación de la sal.
Al finalizar la calle Padre Gómez, se enlazaba con la calle San Fernando, que atravesaba el río Rey hacia el barrio de la Pesa. Se trataba de un barrio cuya actividad estaba vinculada a la agricultura y la ganadería, más tarde sus habitantes alternaban estas actividades con el trabajo en la mina, su estructura era dispersa y su trama irregular con pequeñas terrenos libres que se dedicaban a huertas. De este barrio podemos destacar la calle de San Pelayo, la calle San Roque, calle Río Rey, calle Cabrujas, calle San Dimas, Plaza del Carmen y, al otro lado de la carretera, la calle El Sol, la calle San Pedro, la calle San Antonio y la calle San Juan, entre otras.
El mapa de 1941, muestra ya un cambio en el crecimiento urbano de la villa, porque a parte de las calles anteriormente comentadas, se colmatan terrenos libres que habían quedado entre las edificaciones; el barrio de La Pesa comienza a crecer sobre todo en dirección a la estación, que por estas fechas ya está construida y crea un nuevo eje de crecimiento. El barrio de La Cabroja surge de un nuevo vial desde la estación que se prolonga formando una nueva calle que enlaza con la Plaza del Sajón.
El mapa de 1958, muestra ya un mayor crecimiento urbano. La colmatación de terrenos libres se hace ya evidente por la zona de la estación, sobre todo, cruzando las vías como el barrio de Berracabras. También surgen los problemas de los hundimientos que junto con el hacinamiento, provocan en el casco antiguo graves problemas en déficit de viviendas.
Por otra parte, haciendo mención a los hundimientos de Cabezón, hay que decir que éstos se venían produciendo desde hacía años y los primeros datos recogidos datan de 1870. La causa de dichos hundimientos, es la disolución de sales y yesos del diapiro salino en la zona donde se encuentra la explotación antigua. El incremento del agua en el punto en el que confluyen las aguas de escorrentía de Las Navas, El Travieso y La Mata, provocan el agrietamiento del lentejón salino por la explotación intensiva
Desde finales del siglo hasta 1930, se encuentran en ruinas la Fonda Armonía (zona del cruce) y el cine Pompeya, entre otros; por tal motivo se prohíbe construir en la zona en 1926 y se canalizan los arroyos para que no se produzca la disolución en el subsuelo. La Delegación de Trabajo autoriza el cierre de Tresano el 10 mayo 1979 y se derriba en julio de 1989.
Las edificaciones declaradas en demolición por ruina fueron:
Dos edificios situados en el margen izquierdo de la carretera de Santander a Oviedo, en el primero se encontraba instalado un taller mecánico y un garaje, y el otro edificio estaba arrendado a varias familias y en su parte baja se ubicaban las oficinas de la Sociedad Electra Bedón S.A., así como un comercio mixto. Éste último, fue derribado en 1963. Un inmueble donde había un comercio de droguería y perfumería en la parte baja, se encontraba inclinado y sostenido sobre otro edificio que posteriormente fue demolido. Otro edificio demolido en 1963, y que estaba ocupado en la parte alta por varias familias y en la baja por un bar y una fonda. Edificio que tiene instalado un negocio de café – bar. Varios locales, uno en el que había la maquinaria de un taller de carpintería, otro donde existía un taller de carros, uno dedicado a la confección de perchas de madera y otros, además de otros edificios anexos.
Otros locales entre ellos, uno reservado a un garaje; otro, donde se encontraban instalados en primer lugar un taller de reparación de motos, seguido de un taller de carpintería, a continuación otro taller de carpintería y por último un local destinado a pocilga. Un local con un comercio de reparación de calzado (en plena zona de hundimientos), y demolición de un edificio inmediato a éste; además, de dos locales independientes, cada uno de ellos destinado a garaje de coches. Edificio, cuyos bajos se dedican a comercio de bar y hospedaje (al lado de la carretera). Otro destinado a almacén de piensos. Edificación en cuyos bajos hay un taller de talla y otro de carpintería. Así, como una vivienda, situada donde próximamente pasará el alcantarillado. Y un edificio con locales y vivienda, destinando los primeros a un taller de carros.
El mapa del 2003, El casco urbano de Cabezón de la Sal, muestra ya un crecimiento importante. A partir del año 68 y debido, como se ha comentado anteriormente, a los hundimientos y al hacinamiento, se ve la necesidad de nuevas iniciativas urbanísticas. Se construye pasando el barrio de la Pesa, cruzando las vías en dirección a Carrejo. Éste crecimiento comienza con la construcción de un grupo de viviendas, las de General Vigón. Y, por la zona de la estación, cruzando las vías se construye entre Berracabras y Ontoria, realizando casas aisladas de planta baja. El casco viejo sigue manteniendo su estructura, y se continúa el desarrollo a lo largo de los ejes viarios, como es el caso, de la Avenida de la Constitución.
Como conclusión, decir que el encuentro de los dos ejes viarios en el cruce, fue el eje principal de actividades y donde por tanto se formalizó la plaza. A partir de ésta surgen otras calles y plazas dando lugar a un proceso de transformación del entramado y se empieza a configurar una trama urbana irregular, de morfología alveolar rural.
Otros elementos que juegan un papel importante en la trama urbana de la Villa serán la iglesia y la estación. La iglesia de San Martín del s. XVIII, se construye en lo que hoy es el casco viejo. Su localización céntrica con relación a los barrios, origina que alrededor de la misma se agrupen sinuosas y estrechas calles con edificaciones de planta baja. En cuanto a la ubicación de la estación, se pensó, como en todas las ciudades del s. XIX, en ubicarla lo más cerca posible del núcleo y cuando se realiza el ensanche se integra en el casco urbano. La estación es un lugar donde se atiende al viajero pero también donde se produce la carga y descarga de mercancías.
En torno a la estación surge un barrio, La estación y una calle que se convierte en el eje del núcleo, La Avenida. También, se instalan actividades industriales asociadas al ferrocarril y relacionadas con el transporte. Después, evoluciona hacia centros comerciales y de negocios, y las industrias desaparecen para irse a las afueras.
Pero a la vez, la estación fue un elemento de división del espacio, ya que separa el núcleo central del periférico, al otro lado de las vías (Bª Argumal). Hoy en día, la función de la estación se limita a la atención del viajero, y se ha roto la barrera de división del espacio al otro lado de las vías, formando una única calle hasta el núcleo de Ontoria.
Según comenta, Eduardo Ruiz de la Riva: Las edificaciones realizadas desde 1939 hasta 1968 fueron: las Casas de los Maestros, la primera casa de la Avenida junto al cine, la casa del antiguo cuartel, solares en el Paseo Igareda, etc… También, se realizaron varias casas aisladas, principalmente en el camino entre Berracabras y Ontoria. Y a partir de 1975 se realizaron promociones inmobiliarias en actuaciones de solares urbanos o reformas de edificios en: El Parque (1978), La Cabroja (1978), El Concejero y por último en La Brañona.
Cabezón de la Sal: Territorio, desarrollo urbano y arquitectura
Introducción
El desarrollo urbano actual es el resultado de un proceso de construcción a lo largo de la historia, acumulando por estratos superpuestos las transformaciones producidas o por extensión de los desarrollos territoriales que han tenido lugar.
Si se contempla la documentación histórica existente, se comprueba que la ocupación del territorio se ha realizado, al menos desde el medievo hasta el siglo XX, de forma sistemática, a base de pequeñas agrupaciones de edificios, exentos o adosados, formando barrios y/o aldeas, distribuidas según un modelo preciso de organización y construcción del territorio, que ha conformado el sistema tradicional de asentamientos heredado, matriz de los desarrollos contemporáneos. Se puede por ello afirmar que no ha existido la dispersión y que el modelo de asentamientos era, y aún permanece en algunos lugares como Bustablado y Duña, de casas agrupadas formando barrios.
Se citan a continuación algunos de los apuntes históricos considerados más relevantes en relación al proceso histórico de construcción de la villa y su territorio:
-Siglos I y IX, noticias de explotación minera de la sal.
-Año 817, primera cita del Monasterio de San Martín de Tobía.
-Siglos VIII-XI, Camino de los Foramontanos y de Liébana a Santillana del Mar.
-Año 1085, Mención del Alfoz (territorio o valle) de Cabezón de la Sal.
-Según Martínez Díez, en el año 1352, el valle estaba integrado por ocho aldeas, cada una de las cuales disponía de su propio término y de su concejo: Villa de Cabezón, Ontoria-Vernejo, Santibañez-Carrejo, Bustablado-Duña, Periedo con sus barrios de Casar y Cabrojo, Cos, Mazcuerras con sus barrios de Cohiño y Villanueva, El Concejón de Ibio con sus barrios de Sierra, Herrera, etc. Como se puede apreciar el valle formaba una unidad y es en la reforma administrativa del primer tercio del siglo XIX cuando se divide por el río Saja en los dos municipios que lo forman hoy día, Cabezón de la Sal y Mazcuerras. De este período se tiene noticia de la existencia de varias torres medievales, como la de los Guerra en Ibio, la de Fernández de la Reguera y la casa-torre de Ceballos en Cabezón de la Sal, la de Carrejo, las de Cos, etc.
-En el año 1495 se emiten las Órdenes de construcción del puente de Santa Lucía y Camino Real por el valle del Saja.
-Del año 1517 se tiene noticia del viaje de Carlos V, pasando por Treceño, Cabezón de la Sal, Los Tojos, etc. pernoctando a lo largo del recorrido.
-Del año 1580 las Antiguas Ordenanzas de la Villa de Cabezón de la Sal.
-Entre 1724-1729 se construye la nueva iglesia parroquial, por cierto, sobre unos huertos en los que existía un hórreo.
-En 1757, según el Catastro del Marqués de Ensenada, existían nueve molinos, artesanos y comerciantes, numerosos arrieros dedicados al transporte de la sal, así como del trigo y vino desde Castilla para los comerciantes y los mercados locales semanales, etc.
-En 1804 ya existían escuelas en la actual biblioteca.
-En 1856 la Real Compañía Asturiana de Minas se instala en Udías y Cabezón…
-En 1867 se construye el Teatro Municipal con 150 localidades.
-En 1889 se fundan las escuelas en donde hoy se encuentra ubicado el Ayuntamiento y en 1900 en Carrejo, ambas financiadas por D. Pedro Igareda Balbás.
-En 1908 se funda el Colegio del Sagrado Corazón en el Pernalejo, la Residencia de Ancianos y la Escuela y también el año 1908 se funda por Dª Petra Igareda la Escuela de Comercio hoy Escuela Taller.
Se mencionan algunos de los caminos o carreteras construidos por su importancia en la configuración del sistema urbano territorial, en su desarrollo o regresión, así como en la propia forma urbana de la villa y el resto de núcleos.
En Cabezón de la Sal aún hoy día puede observarse como la morfología básica de sus dos principales barrios, Salines y La Pesa, corresponde al modelo “alveolar”, según el cual solares, caminos y espacios públicos forman una trama urbana característica de nuestras aldeas tradicionales. De hecho, sólo aparecen formas regulares formando calles en torno a las dos carreteras que cruzan la villa, y a la Avenida proyectada a la nueva estación del ferrocarril (1895-1937) .
En el cruce de los dos caminos principales se formó la plaza y en torno a ella se celebran los mercados semanales y localizan los principales edificios y actividades comerciales o de servicios.
Cruce de caminos y ejes del desarrollo urbano que a su vez hacen de Cabezón de la Sal cabecera y centro urbano comarcal, donde llega y se ubica la nueva estación del ferrocarril en el año 1.895, determinante en el inicio del desarrollo industrial de la villa.
Entre los principales caminos cabe mencionar:
1800-1850, construcción de la carretera nacional 634 de Santander a Oviedo.
1868, construcción de la carretera comarcal 1 a Saja y en 1896 hasta Reinosa.
1875-1896, construcción de la nueva carretera de Cabezón de la Sal a Comillas.
1895, ferrocarril Santander-Cabezón de la Sal y en 1905 a Llanes y Oviedo.
La villa de Cabezón de la Sal se construye en la encrucijada del eje este-oeste, Cantabria-Asturias y del norte-sur, Costa a Reinosa y la Meseta. Se consolida como la rótula que articula los territorios y valles interiores con el gran eje este-oeste, en donde la región perfila su desarrollo para los próximos siglos.
Desarrollo contemporáneo
Desde finales del siglo XIX, pero sobre todo a partir de los años 70 del pasado siglo, se producen una serie de hechos que marcan el desarrollo contemporáneo de la villa y con ello, un cambio en las formas de construcción y estilo en sus arquitecturas.
Se pasa de un modelo tradicional agrupado, al desarrollo de nuevos procesos de extensión y dispersión, acentuados en las últimas décadas por el aumento espectacular de la movilidad individual basada en el uso generalizado del automóvil. Procesos que tienden a generar un desarrollo en “mancha de aceite” en torno a los caminos y a la congestión del núcleo central de la villa, donde se concentran la mayor parte de los servicios.
Cabezón de la Sal se ha convertido a lo largo del pasado siglo en un importante centro comercial, industrial y de servicios para amplias zonas del occidente de Cantabria. Esto ha supuesto un desarrollo urbano notable a partir del año 1965, superados los problemas de los “hundimientos” provocados por la explotación de las minas de sal con nuevas técnicas.
Se citan a continuación algunos de los hechos determinantes en su desarrollo urbano e industrial, la importancia de los mercados de ganado y de abastos, y su evolución reciente como cabecera y centro de servicios y de ocio comarcal.
-Construcción de nuevas instalaciones en Las Salinas: 1870, 1895, 1920.
-Construcción en el Sajón de la nueva central eléctrica: 1898.
-Construcción de la nueva red de distribución de agua: 1908.
-Construcción de nuevas fábricas de abarcas, madera, queso, cerámicas, etc.,
-Construcción e instalación de nuevos servicios de hostelería, transporte, etc.
-Construcción de la nueva fábrica de Textil Santanderina: año 1928, convertida en el motor de la economía y el desarrollo comarcal.
El período de posguerra enlaza con la época de “hundimientos”, hasta 1970.
A partir de 1970 hasta 2010 se produce un desarrollo urbano muy notable, pasando el municipio de 4.500 a 8.000 habitantes, en parte como resultado de la nueva política territorial de “cabeceras de comarca”, que supuso la concentración de servicios administrativos tales como educación, salud,etc.
Ello supone la llegada de nueva población y la construcción de numerosos edificios para usos de equipamiento y de vivienda.
Conviene recordar que en el año 2000 se hallan censadas 570 actividades empresariales, 65 profesionales, 138 licencias comerciales, etc. La construcción de la autovía entre 1995-2005 provocó el desarrollo de nuevas zonas industriales en la Venta de Ontoria, Virgen de la Peña-Casar de Periedo, Polígono de Navas, etc.
A partir del año 1900, con la llegada del ferrocarril, la construcción de la nueva avenida desde el centro de la villa a la estación y el inicio de un desarrollo urbano e industrial, se producen diversos intentos de ordenarlo de forma racional a través del planeamiento.
La mayor parte de ellos son intentos fallidos, planos que se dibujan pero no llegan a ser tramitados, hasta la llegada del Plan General de Ordenación Urbana cuya redacción se inicia el año 1975 y queda aprobado el año 1981. Este documento ha servido, a grandes rasgos, para canalizar y ordenar el crecimiento de la villa y su municipio hasta su revisión el año 1997 y la aprobación del nuevo Plan General a finales del año 2013 y 2020.
A continuación se hace un relato cronológico de los documentos conocidos:
-1908, año en que aparece fechado un plano topográfico con la nueva red de distribución de agua y algunas alineaciones de calles y edificios.
-1933, Ordenanzas de Edificación, impresas, con un plano de alineaciones.
-1941, Plano de Urbanización firmado por Valentín Lavín del Noval.
-1950-1955, Plan General elaborado por Ángel Hernández Morales, que propone un Ensanche de población en la zona de La Cabroja. .
-1970-1975, Plano de alineaciones oficioso, sin tramitar, seguido en parte.
-1975-1981, Elaboración y aprobación del Plan General de Ordenación.
-1996-1997, Revisión del Plan General y aprobación de Normas Subsidiarias.
-2000-2013-2020, Elaboración y aprobación de un nuevo Plan General.
Algunos de los hechos más significativos en relación al paisaje y su importancia en el conjunto de las transformaciones territoriales y urbanas:
-Se produce una deforestación temprana, principalmente de los bosques de robles, con el objeto de abastecer a las ferrerías, de conseguir madera para la construcción naval y de edificios, y en particular para suministrar combustible a los hornos de las salinas, proceso incrementado en los siglos XVIII y XIX.
-Entre 1900 y 1950 se produce un cambio del modelo ganadero hacia un sistema de ganadería intensiva, estabulada, para la producción láctea. Con ello se producen nuevas transformaciones en el paisaje, con la aparición de los caseríos, el destino de las mieses a praderías y la concentración parcelaria.
-A partir del año 1941 se inicia una transformación fundamental, con la desaparición de las masas forestales de bosques autóctonos en las tierras bajas, y la plantación sistemática de eucaliptos y pinos, esto produce otro paisaje y la degradación de laderas, desaparición de fuentes y manantiales tradicionales, de pastos y recogida de leña, de fauna, aumento de la escorrentía del agua y con ello de las inundaciones, etc.
-A partir del año 1983 se inician las obras de encauzamiento del río Saja, lo cual, junto con las transformaciones producidas por la concentración parcelaria, supone otro cambio fundamental en el paisaje agrario de la mieses y del valle.
-Entre 1970 y el año 2010 se producen cambios sustanciales por un desarrollo urbano extensivo y la construcción de nuevos barrios residenciales, viviendas aisladas o naves en zonas dispersas, polígonos industriales, la autovía, etc.
-Y finalmente destacar la importancia que en el paisaje urbano adquieren los numerosos parques y jardines que jalonan la trama urbana y el marco territorial, tales como el Ferial de La Losa, el Pico de la Torre, la Quinta San Diego, el Centro de Estudios Rurales en La Pesa, el Jardín de Carrejo, el de Jesús de Monasterio en Casar, o espacios como el Bosque de Secuoyas, la Campa de Santa Lucía, el Minchón en Ontoria y los nuevos caminos en torno al río Saja, con capacidad potencial de configurar un gran parque territorial de más de 50 hectáreas, articulando dos partes del valle ahora separadas por el río.
Arquitectura
En el municipio existen conjuntos de arquitecturas construidas en los últimos siglos, con edificios de gran valor que representan lo mejor de cada época en los diversos modelos y tipos. Ellos son la base del sistema urbano construido, donde predominan tipos que se repiten de forma sistemática junto a ejemplos singulares característicos, que enriquecen y diversifican el entramado urbano.
La mayor parte de esas arquitecturas han llegado hasta el presente después de un largo proceso histórico, lo que ha supuesto reformas y transformaciones en la mayoría. En el municipio de Cabezón de la Sal, se puede contemplar la riqueza y variedad de ejemplos aún presentes en la villa y sus aldeas.
Restos tan notables como los de las torres medievales de los Ceballos y la de los Fernández de la Reguera en Cabezón de la Sal, o los de la torre de Carrejo, se encuentran diluidos y/o semiocultos por las transformaciones producidas en sus solares, donde habitualmente se han construido casas-palacio adosadas a los muros de la vieja torre, pero las portaladas y otros restos defensivos han desaparecido, como cita el año 1691 el cronista de Carlos II, Francisco de Sota acerca de la torre de los Fernández de la Reguera situada en la Plaza de San Pedro del Barrio de La Pesa: “está derruida su fuerte torre cercada de fosos…”
En el último tercio del siglo XIX sobresalen los edificios financiados por la familia Igareda en estilo neogótico –Colegio del sagrado Corazón y Asilo de Carrejo- y el chalet del Conde de San Diego en estilo suizo-alpino (1900), hoy Casa de Cultura.
Finalmente destacar a su vez la numerosa obra en la villa del arquitecto Javier González Riancho, cuya esposa María Serna era de Cabezón de la Sal, y quizás por ello proyecta y construye varias villas y edificios entre 1909 y 1934. En menos medida también existe obra notable de los arquitectos Lavín Casalís y Lavín del Noval, referida a la construcción de casas unifamiliares y de pisos, entre 1900 y 1936.
Cultura y ocio en Cabezón
Durante el siglo XIX, particularmente en la segunda mitad, Cabezón de la Sal sufrirá transformaciones y acogerá comodidades, servicios y modos de vida casi urbanos, más propios de una pequeña ciudad que de un pueblo. Tal vez sea este período, el más dorado en la historia de Cabezón de la Sal; cuando se convierte en cabecera de una comarca en auge.
La llegada del ferrocarril en 1895, de la luz eléctrica en 1897, el crecimiento industrial, la mejora de las carreteras, etc, suponen para Cabezón la introducción de nuevos hábitos sociales y culturales que no difieren excesivamente de los de la propia capital provincial.
Llegan aires modernistas y modernizadores, convirtiéndose Cabezón en un importante centro cultural a nivel regional con las tertulias en los cafés, la prensa local, reuniones de artistas y literatos, cine, casino, y teatro.
La trascendencia de la existencia de un teatro es evidente a la luz de una lista de teatros realizada por Manuel de Assas en 1867. En ella aparece el de Cabezón, junto con tan solo otros cinco teatros en toda la región. Esto pone de manifiesto el nivel cultural y económico que alcanzó el Municipio.
Por su escenario pasaron tanto compañías de artistas profesionales, como la de Francisco de Paula Gómez, o los distintos grupos locales de aficionados al arte dramático que dedicaban su tiempo libre al ensayo y puesta en escena de obras de pequeña entidad, como el organizado por la Asociación Cultural Vital Aza en el que participaba Matilde de la Torre y al que prestaron el arte de sus pinceles personajes como Maria Blanchard y Cesar Genaro Abin pintando los palcos del Teatro Municipal, o Benlliure pintando decorados. El Casino fue otro de los espacios de sociabilidad de este grupo.
La publicación de varios periódicos fue el vehículo de expresión artística para Concha Espina, Jesús Cancio o Manuel Llano. Entre finales del siglo XIX y principios del XX vieron la luz en Cabezón de la Sal seis publicaciones. La primera de ellas fue “La Cantárida” (1887), “El Saja” (1887) defensor de los intereses morales y materiales del Ayuntamiento, “El Valle de Cabuérniga” (1900), “El Progreso” (1907-1917) de carácter quincenal, “El Escudo” (1915-1916) que se declaraba independiente a nivel político y “El Porvenir” (1916-1917).
A lo largo del siglo XX las asociaciones culturales contribuyeron a fomentar la música, la afición al teatro o el amor a la lectura, así como el intercambio de ideas o la discusión política. Las dos asociaciones más importantes fueron la Sociedad Cultural “Vital Aza”, que en 1900 modificó sus estatutos para que cualquier persona que lo deseara pudiese asociarse a ella y la Sociedad Cultural “El Progreso”, fundada en 1907.
Entre todas las actividades que se emprendieron a su amparo, fueron las de carácter musical las que alcanzaron mayores éxitos y, a su vez, de entre ellas destacó el canto coral por el alto nivel que alcanzaron las interpretaciones del coro femenino parroquial, del “Orfeón Cantabria” (1900) y, en especial, del “Orfeón Voces Cántabras”, un coro mixto que fue fundado en 1924 por impulso de Matilde de la Torre y que llegó a representar a España en un evento internacional de folklore que se celebró en Inglaterra en 1932. Del arraigo que alcanzó esta actividad cultural en el municipio, es viva muestra el hecho de que en 1980 se decidiera refundar la agrupación en memoria del “imborrable recuerdo” que la coral de principios de siglo dejó entre los vecinos del municipio.
En 1931 los obreros celebraron por primera vez la fiesta del “Primero de Mayo” con un mitin de propaganda sindical en el Salón Rumoroso, una manifestación por las calles de Cabezón y la inauguración de una Casa del Pueblo en La Cagiga, que fue la sede de una sección sindical de oficios varios llamada “La Unión”, integrada en la Federación Obrera Montañesa. A lo largo de los años treinta y haciendo gala de una concepción política plenamente contemporánea, dicho sindicato no dudó en organizar una “Comisión de Obreros Parados” y en reclamar, a través de varios escritos y solicitudes dirigidas al pleno consistorial, medidas que contribuyeran a paliar la crisis económica y de trabajo que afectó al Ayuntamiento en aquella década.
En torno a los años treinta las jornadas festivas ya no se limitaban a las fiestas patronales sino que se hicieron extensivas a todos los domingos del año. Esto provocó la aparición de nuevas costumbres vinculadas al disfrute de ese nuevo tiempo de ocio que fue cubierto, fundamentalmente, con bailes públicos organizados en varios cafés de Cabezón de la Sal en los que los jóvenes, sin otra motivación que la de relacionarse socialmente, disfrutaban de las tardes de domingo mientras se tomaban un refresco o un café en el ambigú dispuesto al efecto y bailaban al son del pito y tambor hasta aproximadamente 1920, y al son de algún músico solista -un organillero en el baile del Portalón de la Losa como quedó recogido en la pieza coral “Salutación a Cabezón”, compuesta por Novel Sámano- o años más tarde al son de una orquestina -en la sala “El Capitol”, situada en La Pesa-.
Superados los años de la posguerra otro baile, el de “Teli”, ganaría las preferencias de los jóvenes del municipio con la organización de una serie de actividades especiales que aún perduran en la memoria de muchos de sus convecinos, como la celebración del Día de los Enamorados o del Carnaval y actuaciones de solistas entre los que cabe destacar la presencia de un jóven, Julio Iglesias, en el inicio de su carrera artística. A finales de los años sesenta se produce un salto cualitativo en la concepción de este tipo de locales con la inauguración en 1969 del “Club 1800. Whiskería”. Concebido como un disco-pub en el que una iluminación atenuada confería al establecimiento un ambiente de intimidad poco usual para las costumbres de la época. La inauguración de este local se vio envuelta de una fuerte expectación. Una serie de anécdotas ilustran la mentalidad que aún tenía una parte de la población en aquellos años; por ejemplo, la iluminación de la barra era en tonos rojizos y esta circunstancia llevó a que popularmente se conociera al local durante un tiempo como la “casa del pecado”, a que algunos padres no dejaran a sus hijas acudir al disco-pub a reunirse con sus amigas y a que el párroco se negara a bendecir el negocio el día de su inauguración.
Al “Club 1800” le siguieron el pub “Ramses” y “El Garaje de Agustín”, la primera discoteca del municipio, negocios de gran éxito en los que se hizo patente la rápida evolución en los gustos, que experimentó la población a lo largo de la década de los setenta. Las orquestinas desaparecieron en favor de los equipos estéreo y la música grabada; de los pasodobles y los tangos se pasó a la música melódica, el pop y el sonido disco y en cuanto a las consumiciones se fueron imponiendo los combinados. Los hábitos y consumos de ocio se homogeneizaron y las distinciones entre grupos empezaron a establecerse en función de la edad y no atendiendo a la procedencia social como ocurría a principios del siglo.
A partir de ese momento se incrementó la oferta de locales de ocio y a lo largo de los ochenta se concentró en torno al Paseo Ygareda donde surgió una “zona de copas” constituida por los pubs “El Escudo”, “Netova”, “El Druidas”, “La Terminal”, “Andara” y “La Farola”. “La Zona” fue frecuentada masivamente por juventud procedente de Cabezón, de Torrelavega e incluso de Santander, pues durante unos años acudir a divertirse a Cabezón, estuvo de moda.
Con la llegada de los noventa no se han producido novedades significativas en cuanto a la oferta pero sí en cuanto a las pautas de comportamiento de la población juvenil, que progresivamente ha ido incorporando en los hábitos sociales, el “botellón” y el “cachi”, es decir la ingesta masiva de alcohol en grupo, en la vía pública, mientras escuchan música procedente del equipo de sonido de uno o de varios coches propiedad de algunos miembros de la pandilla.
Hasta mediados del siglo XX la iniciativa cultural estuvo en manos de la población que fue la que se encargó de buscar financiación, de organizar eventos, y de sostener a los grupos artísticos o deportivos. El apoyo de la Textil Santanderina contribuyó a incrementar las posibilidades de éxito de muchas de ellas.
En 1978 se inaugura un Taller Municipal de Pintura, a cargo de Gabriel Rodríguez Pascual, con el objetivo de atender al numeroso grupo de aficionados locales que desde hacía unos años venía reclamando la apertura de un aula en la que poder aprender los principios y técnicas elementales de dicho arte, según consta en un documento en el Archivo Municipal de Cabezón de la Sal.
Ese mismo año, también comenzó su andadura la Escuela Municipal de Folklore “Matilde de la Torre”, bajo la dirección de Gabriel Morante Portugal, con la intención de conservar las manifestaciones folklóricas y de iniciar a los jóvenes del municipio en los bailes y danzas de la región, así como en el manejo de instrumentos tradicionales como el pito, el tambor, la pandereta o el rabel.
Dos años más tarde, en noviembre de 1980, y después de varios bandos municipales de llamamiento, quedaba reorganizado el “Coro Voces Cántabras” que, en la actualidad, funciona como una sociedad cultural independiente del Ayuntamiento, del que recibe una subvención anual.
Además, entraba en funcionamiento la “Escuela Municipal de Música” con una matrícula abierta en la que se imparten las disciplinas de solfeo, piano, guitarra y acordeón.
También se ponían en marcha las “Escuelas Municipales Deportivas”, la “Escuela de Cerámica”, y las “Aulas para la Tercera Edad” en colaboración con el Ministerio de Cultura.
Aparte, se programaban varios ciclos de cine-forum, en los que las proyecciones de las películas siempre fueron acompañadas de unos debates dirigidos por especialistas.
Una de las iniciativas más novedosas que la Corporación Municipal puso al alcance de sus ciudadanos a mediados de los ochenta, fue la instalación de la “Escuela Municipal de Formación e Información”, es decir, la creación de “Radio Foramontanos” en 1985.
El sector servicios aparece como patrimonio heredado de la evolución económica y social del municipio, ya que a lo largo de historia han ido surgiendo una gran variedad de actividades que han establecido entre ellas fuertes lazos de dependencia y complementariedad. Sin abandonar a sus clientes habituales del municipio y la comarca, atrae también como consumidores a los turistas y los usuarios de las segundas residencias.
De hecho Cabezón ha pasado de contar con siete profesionales y doce servicios a finales del XIX a experimentar en las últimas décadas la eclosión de servicios de apoyo a la población (peluquerías, gimnasios, salones de belleza) o al mundo profesional (copisterías, gestorías, despachos profesionales), de dotaciones educativas, sanitarias, sociales y culturales, así como de infraestructuras turísticas o de ocio.
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