Poblado Cántabro

Un imprescindible en tu visita a Cabezón de la Sal

El Poblado Cántabro de Cabezón

Retrocede en el tiempo más de 2000 años y revive la historia del pueblo cántabro. Visitarás sus cabañas, conocerás sus costumbres, modo de vida, su artesanía. La visita al Poblado Cántabro es una de las preferidas de las familias con niños.

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En estos momentos el Poblado Cántabro se encuentra CERRADO por obras de mantenimiento.

Tras atravesar la inmensa muralla que rodea el Poblado Cántabro de Cabezón de la Sal nos damos cuenta de que estamos en un enclave especial. En primer lugar, porque nos encontramos en lo alto del conocido “Picu de La Torre”, pequeña elevación sobre la que existe un buen dominio visual del territorio tal y como hubiesen escogido los antiguos cántabros. De hecho, este punto era la ubicación de una antigua torre medieval de la cual se cree que proviene (entre otras teorías) el nombre del municipio, ya que dichas edificaciones recibían también el nombre de “cabezos” y la toponimia nos acercaría a lo que sería el “Cabezo del Valle de la Sal”, derivando en el nombre final.

El Poblado Cántabro de Cabezón de la Sal es el referente divulgativo de la Edad de Bronce y de Hierro en Cantabria, recreándose elementos típicos de este arco cronológico para el disfrute del visitante.

La técnica constructiva de las diferentes cabañas que lo componen es fiel a la utilizada hace más de 2.000 años, obteniéndose esta información gracias a las diversas campañas arqueológicas en nuestro territorio y el Norte de Palencia y Burgos. En el poblado encontraremos las típicas cabañas circulares, como las encontradas en el yacimiento de Monte Bernorio o La Ulaña, donde nos sumergiremos en el modo de vida de sus antiguos moradores. Aquí aprenderemos cuál era su distribución interior, observando los diferentes enseres y aperos utilizados en la vida cotidiana: molinos barquiformes, telares, recipientes cerámicos y un largo etc.

Para complementar el arco cronológico a nivel constructivo, también nos encontramos, dentro del recinto, con la típica cabaña cuadrada, enmarcada en la IIª Edad del Hierro, donde la influencia celtibérica alcanzó el mayor apogeo en territorio de los antiguos cántabros. No podemos pasar por alto la gran muralla construida en torno a las terrazas del interior del poblado. Es la única reproducción de este tipo que podemos encontrar en toda Cantabria a este nivel constructivo, reflejando a la perfección cuál era la técnica utilizada en este tipo de estructuras defensivas. Tanto su puerta de acceso como su “corte” longitudinal nos permitirán apreciar la laboriosa tarea de levantar este tipo de asentamientos fortificados.

Las visitas están programadas a las horas en punto, pero los horarios y pases dependen de la época del año. También se realizan talleres para niños, sobre todo en verano, que acercan la historia a los más pequeños de un modo fascinante y divertido: realizan talleres de cerámica, elaboran pequeñas cabañitas de barro y paja, tejen en un telar como los antiguos cántabros, etc.

Este tipo de actividades y talleres, unidos a diferentes iniciativas que se desarrollan durante todo el año (conferencias, conciertos o visitas nocturnas al poblado), hacen de este enclave un lugar de visita interesante y divertido a la vez, tanto para adultos como para niños.

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