Villa de Cabezón de la Sal

Villa de Cabezón de la Sal

Cabezón de la Sal es una villa acariciada por las brisas del mar y los aires de la montaña, con fuerte arraigo tradicional y vecindarios llenos de historia y cultura. Restaurantes de primer nivel y bares de tapeo con variedad de vinos y cervezas para degustar después de un día de experiencias al aire libre.

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¿Qué ver en Cabezón de la Sal?

¿Qué hacer en Cabezón de la Sal?

Explorar la villa de Cabezón de la Sal

La situación estratégica de Cabezón, ha aportado ganancias económicas al municipio y ha tenido notable importancia en su evolución histórica a escala regional. En Cabezón confluían unas importantes salinas y el cruce viario que comunicaba éstas con Campoo, Castilla y Las Asturias.

Esta situación privilegiada de la villa, ha determinado también su papel como cabecera municipal y comarcal, de manera que en Cabezón se concentra la mayor parte del sector del ocio, de las actividades formativas, servicios, comercios, negocios, e industrias, de toda la zona.

Cabezón emerge como uno de los principales destinos de turismo urbano a nivel cántabro. Es más, reúne una serie de características para convertirse en “referencia” a nivel nacional, tales como importante patrimonio histórico de primer orden, situación geográfica privilegiada por su centralidad, potente nudo de comunicaciones y oferta comercial de notable calidad. Apuesta por modelos de desarrollo turístico sostenibles, integrados en la economía y sociedad local, y respetuosos con el patrimonio cultural y natural.

Empápate de la historia de la villa con una visita a los fascinantes museos, las casonas y palacios, las festivas plazuelas y las coloridas tiendas del casco antiguo.

La estructura de la Villa es mixta, lineal en torno a los ejes de comunicación, como la calle Concha Espina, la calle Correos o la calle Ygareda, y alveolar en toda la zona del casco urbano, donde existen calles semi-peatonales. La tipología edificatoria es variada, con plurifamiliares, unifamiliares, casonas, palacios, bajos comerciales etc. También es variado su estilo, aunque con predominio de arquitectura montañesa. Los espacios no edificados están dedicados a plazas y parques al aire libre.

Cabezón de la Sal presenta un centro urbano bien caracterizado. Desde este centro, la villa se extiende hacia el sur y hacia el este, con los barrios más tradicionales de La Pesa y Salinas (o Salines) y el barrio de La Losa al norte, al pie de la carretera N-634. Tiene zona rururbana, área rural que convive con el área urbana por su cercanía y dependencia, y donde todavía se puede observar la actividad agraria de los lugareños.

En la calle Tresano, en el barrio de Salines, existen edificaciones en hilera, relacionadas con la explotación de la sal.

El barrio de La Losa es hoy es un pequeño asentamiento de carácter residencial, que conserva una edificación lineal de viviendas unifamiliares tradicionales. Este barrio esconde los vestigios medievales de la Villa: Necrópolis de San Martín de Tobía y la “Fuentanuca” o “Fontanuca”.

El patrimonio de la Villa de Cabezón de la Sal viene definido especialmente por las casonas blasonadas, como el palacio de la Bodega levantado a finales del siglo XVIII, y propio del linaje de los Ceballos. Además podemos encontrar dos palacetes de influencia centroeuropea de finales del siglo XIX y pertenecientes, uno a los Condes de San Diego y otro a la compañía Real Asturiana de Zinc.

Dentro del patrimonio eclesiástico cabe destacar la iglesia, dedicada a San Martín, de estilo barroco montañés y construida en el tránsito del siglo XVII al XVIII, y la ermita bajo la advocación de San Roque, bello ejemplar de arquitectura popular del siglo XVIII.

Es importante resaltar en Cabezón el uso cotidiano de la bicicleta entre jóvenes y mayores, así como el buen desarrollo que tiene la actividad ciclista y del deporte al aire libre en general. Esta circunstancia a dado lugar a la creación de la prueba deportiva más importante de la Comunidad: “Los 10.000 del Soplao” conocida también como “El Infierno Cántabro”. Este evento deportivo tiene trascendencia internacional y cada año se intenta mejorar la prueba cambiando los tramos o creando nuevas categorías.

El casco viejo

El encuentro de los dos ejes viarios principales en el cruce, originó un centro de actividades que se formalizó con la construcción de la plaza del pueblo. A partir de ahí, va surgiendo un entramado de calles y plazas y se configura una zona urbana irregular de morfología alveolar rural.

El casco viejo es un conjunto de calles estrechas con edificaciones variadas, palacios, fuentes, típicas balconadas, fachadas de sillería, etc. Paseando por este entramado de calles se puede descubrir el legado arquitectónico más destacable de la villa. En el centro de este casco viejo destaca la Iglesia de San Martín. A lo largo del recorrido encontraremos cantidad de bares y restaurantes donde parar a descansar, reponer fuerzas con alguna sabrosa tapa y degustar el típico vino blanco de solera. Encontraremos también por esta zona tiendas de todo tipo orientadas a satisfacer la demanda de los visitantes. Esta zona es testimonio de la cultura y tradición de la villa.

El casco histórico es también el escenario de importantes festejos como son el Día de la Vírgen del Campo, el Día de la Montaña y los 10.000 del Soplao. Cada sábado, la villa se despierta con el bullicio del mercado semanal. Más de 75 puestos de productos autóctonos como hortalizas, legumbres, embutidos, quesos, miel, orujo, vinos y dulces, hacen las delicias de paisanos y turistas. En el mercado podemos encontrar también ropa, calzado, complementos, flores y muebles usados.

Origen etimológico del nombre “Cabezón de la Sal”

El término “Cabezón” vendría de la palabra “cabezo” que designa una elevación de terreno, cerro o incluso otero, como la conocida hoy como Picu la Torre, junto al que se ubica esta población. Además, existió una antigua torre medieval en el Picu de la Torre, hoy en día inexistente, que favoreció la persistencia del topónimo.

La expresión “de la Sal” que complementa el nombre del pueblo, alude a la fuerte tradición salinera, que viene dada por la explotación ininterrumpida de los pozos de la sal desde los siglos IX a XI en Carrejo y Vernejo (a 1 Km de Cabezón) y que junto con las salinas de las desembocaduras del Pas y el Besaya, eran los núcleos salineros principales de Cantabria.

En el siglo I A.C., podemos encontrar una cita de Estrabón, historiador griego, que habla de las salinas del norte de Hispania diciendo que “su sal es púrpura, pero blanca una vez molida”, quizás refiriéndose a las salinas de Cabezón.

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